Apenas llegás a la playa más codiciada de la famosa "Ruta del Sol" del Pacífico de Ecuador te cruzas con unos pibes divertidos y simpáticos.
La primera impresión del lugar, es muy fuerte. Aquí, parece reinar la felicidad. Eso sí, no se ven muchas familias. Abundan los jóvenes de entre 18 y 30 años. Todo pinta fantástico, es maravilloso, la playa interminable, mansa y de aguas cálidas. El clima es perfecto, nunca llueve, nunca hace frío, esto se parece, salvando las distancias, a Brasil. El atardecer de Montañita es bello e imponente. Pero esta no es toda la verdad.
Hasta ahí todo perfecto, pero por la noche Montañita se transforma. Y esa es la verdad oculta de los viajes de aventura. Ya nadie habla del paisaje, del mar, ni de la belleza de lugar. Por la noche, llega el desenfreno y la diversión. La calle principal se ilumina y la fiesta no tiene fin. Carros que venden alcohol y otras mezclas. Boliches atestados de chicos que consumen de todo, sin control.